Cocinar pintura (1). Mi afición

Por Txomin Tellechea

No soy químico ni cocinero poco a poco os iré contando mi teoría personal sobre la estrecha y casi mística relación entre la cocina y la pintura. Curiosamente una ha sido y es mi pasión y la otra ha sido y es mi profesión. Quizá por ello me tome mi trabajo con tanta pasión.

Empezamos.

RECETASPINTURAE

MI AFICION

Desde siempre me ha gustado la cocina, creo que es un arte y casi hasta mágico todo el proceso de crear un plato; buscar materias primas de calidad, hacer la compra en el mercado, trabajar los ingredientes, pesar, cortar y dosificarlos en su justa medida, controlar tiempos de cocción, texturas, punto de sal, añadir especias, probar, volver a ajustar y con el tiempo ir perfeccionando la receta hasta que te queda a tu gusto. En definitiva CREAR algo que nos alimente y nos guste con unos ingredientes que por sí solos no nos comeríamos.

No creo del todo en las recetas de cocina de las revistas, ni siquiera de los libros especializados; sí, son una buena base lo se, pero lo que más me gusta es dar ese toque personal a una receta que la hace única.

Como creo que a todos los que, de vez en cuando, nos metemos entre fogones, tratamos de cocinar aquello que más nos gusta y a mi uno de los platos que más me gustan es el ajoarriero. El ajoarriero es un plato típico de Navarra, lleva unos ingredientes básicos; aceite, sal, ajo, bacalao desalado, patata, cebolla, tomate y poquito más; hay dos cosas que he aprendido con este plato, la primera es que si está bueno el día en que lo has cocinado, al día siguiente está mejor y la segunda es que no hay dos ajoarrieros iguales, que si con tomate, sin tomate, más patata, menos patata, en definitiva están “casi todos” buenísimos pero todos saben diferente. Ah!!, se me olvidaba una tercera cosa, el ajoarriero entre pan y pan es la merienda estrella en la plaza de toros de Pamplona en las fiestas de San Fermín, está buenísimo 😉

Ilustración base original tomada de Freepik.es

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